El Ratoncito Pérez.
En medio del campo había una cada muy grande donde vivía la familia Pérez. En el desván dentro de una bota vieja, con olor a queso, vivía el Ratoncito Pérez. Por las noches cuando todos iban a la cama, él se bañaba en la bañera con mucha espuma, se iba a la cocina a comer un trozo de queso y un vaso de leche que le encantaba.
Después, antes de irse a la cama se cepillaba los dientes muy bien para tenerlos fuertes y sanos, después se metía en la cama.
Un día se despertó porque oyó llorar a una niña, se levantó y vió que se le había caído un diente. Investigó sobre el tema y descubrió que los dientes vuelven a crecer y si se cuidan bien no se vuelven a caer. Como la niña seguía triste decidió darle una sorpresa, coger un cesto de cerezas que le gustaban mucho.
Esa noche fue con mucho cuidado a su habitación, cogió el diente de debajo de la almohada y le dejó el cesto de cerezas.
Pensó que siempre iba a hacer lo mismo, recoger los dientes a los niños y decidió enviar cartas a todos los ratones del mundo para que hicieran lo mismo.
Les pareció bien y desde aquel día los ratoncitos visitan a todos los niños cuando se les cae un diente y les dejan un regalo, nadie sabe que hacen los ratones con los dientes.
Félix López Ceballos-2º Primaria.
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